La tectónica de placas es una realidad en nuestro planeta. Desde que Alfred Wegener propusiera la teoría de la deriva continental hasta que se descubrieran las 58 placas que conforman la superficie de nuestro planeta, no ha pasado demasiado tiempo.
La actividad tectónica podemos apreciarla casi a diario: desde erupciones volcánicas hasta terremotos. Las placas tectónicas y sus movimientos sobre el manto modelan nuestro planeta, y hasta ahora, la Tierra había sido el único cuerpo celeste con actividad tectónica conocida.
De nuevo, Europa
Pero recientemente los científicos han encontrado pruebas de tectónica de placas en la luna Europa de Júpiter. Han encontrado una clara evidencia visual de hielo en expansión en la corteza de Europa analizando las imágenes tomadas por la sonda Galileo de la NASA. Lo que no han encontrado todavía son zonas en las que la corteza es destruida para crear sitio para que se expandan las placas.
Los geólogos planetarios Simon Kattenhorn, de la University of Idaho (Estados Unidos), y Louise Prockter, del Applied Physics Laboratory en la Johns Hopkins University en Laurel (Estados Unidos), descubrieron unos inusuales límites geológicos. "Durante años estuvimos desconcertados sobre cómo se podrían formar estos nuevos terrenos", afirma Prockter. "Creo que hemos encontrado la respuesta”, añade.
El movimiento tectónico
La superficie de Europa está llena de grietas y crestas. Muchas partes de su superficie muestran evidencias de expansión formando bandas, desgarrando la superficie y rellenándola de materiales procedentes del interior de la corteza helada de Europa, algo similar a lo que sucede en las dorsales oceánicas de nuestro planeta.
Los científicos que estudian el satélite Europa a menudo reconstruyen bloques de la superficie en su configuración original para obtener una imagen de cómo y dónde se mostraban antes de los cambios tectónicos. Cuando Kattenhorn y Prockter reorganizaron las imágenes del terreno, descubrieron que faltaban más de 20.000 kilómetros cuadrados de superficie en latitudes del norte de la luna.
Otra evidencia sugiere el terreno que falta se trasladó bajo una segunda placa, algo que es común en los límites de las placas tectónicas de nuestro planeta. Kattenhorn y Prockter observaron volcanes de hielo en la placa superior, posiblemente formados a través de la fusión y expulsión de materiales situados entre las placas. La falta de montañas en la zona de subducción indica que el material fue empujado hacia el interior.
Los científicos creen que la zona de subducción en su viaje al interior de Europa, no se destruye en el océano subterráneo sino que son absorbidas por la corteza de hielo que puede ser de hasta 30 kilómetros de espesor. En la superficie, los científicos han visto evidencias de materiales en movimiento bajo la corteza pero, hasta ahora, no había rastros de movimientos bajo la corteza.
Europa Vs. Tierra
"Europa puede ser más parecido a la Tierra de lo que imaginamos si tiene un sistema global de tectónica de placas", dice Kattenhorn. "No sólo este descubrimiento lo convierten en uno de los cuerpos más interesantes a nivel geológico en el sistema solar, sino que también implica una comunicación bidireccional entre el exterior y el interior, es decir, un modo de mover el material desde la superficie hacia el océano y viceversa, y esto es un proceso que tiene importantes implicaciones para el potencial de Europa como un mundo habitable”, añade.
"Europa tiende a revelarse como un mundo dinámico con un parecido cada vez convincentes con nuestro propio planeta Tierra", afirma Curt Niebur, científico del programa de planetas exteriores de la NASA en Washington (Estados Unidos). "El estudio de Europa se ocupa de cuestiones fundamentales por su potencial habitabilidad y como punto de búsqueda de vida fuera de la Tierra", añade.
Imagenes (a), (b), (c), (d) y (e): Reconstrucción progresiva de los movimientos de las placas tectónicas, identificada desde la A hasta la P, que dieron lugar a la configuración actual de Europa. (a) Los espacios en blanco en la configuración actual son o bien cordilleras jóvenes posteriores a la deformación o falta de datos. La reconstrucción de la secuencia implicó los siguientes pasos: (b) Paso 1: Eliminación de la brecha de dilatación entre la placa de N y las placas situadas a su norte (A, C, y H). (c) Paso 2: Eliminación de las bandas de dilatación (púrpura, azul oscuro y rosa) en las placas situadas al norte de la placa N. (d) Paso 3: Eliminación del desplazamiento por movimiento entre A y B. El desplazamiento de la rotación de N/O para reconstruir el conjunto geológico con H. (e) Paso 4: Reconstrucción de la arquitectura geológica original de la rotación y el desplazamiento de F/H/N/S a lo largo de una transformación a lo largo de la frontera noreste de estas placas, y un desplazamiento inverso de C. Falta una trozao de la superficie, de aproximadamente 99 kilometros de ancho a lo largo de la banda sur. Créditos: Nature Geoscience/S.A. Kattenhorn et al.
No olvidemos que recientes hallazgos científicos apuntan cada vez con mayor certeza a la existencia de un océano de agua líquida subterráneo en este satélite. Este océano sería inmenso ya que contendría más agua líquida que todos los océanos de la Tierra juntos.
Los resultados del equipo aparecen bajo el título “Evidence for subduction in the ice shell of Europa” en la edición digital de Nature Geoscience con fecha 7 de septiembre.El equipo de investigación está formado por Simon A. Kattenhorn (Department of Geological Sciences en la University of Idaho, Estados Unidos) y Louise M. Prockter (Applied Physics Laboratory de la Johns Hopkins University, Estados Unidos).
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