Grabado que representa a Giordano Bruno mostrando un Universo infinito. |
Tal día como hoy, un 17 de febrero, pero del año 1600 murió quemado en la hoguera uno de los grandes visionarios del mundo científico: Giordano Bruno. Como en otros casos, lo condenaron por afirmar aspectos de la ciencia que posteriormente serían verificados.
Por aquel entonces, el sistema heliocéntrico -el Sol se situaba en el centro del Universo y la Tierra y demás planetas lo orbitaban- iba consagrándose en detrimento del sistema geocéntrico, que establecía que la Tierra era el centro del Universo y el resto de astros giraban a su alrededor.
Ir más allá
Giordano Bruno pensaba que, efectivamente, la Tierra giraba alrededor del Sol junto al resto de planetas, pero descartó que el Sol fuera el centro del Universo. Según él, todas las estrellas que vemos en el cielo son soles, y nuestro Sol, una más de todas ellas.
También afirmó que, al igual que la Tierra y el resto de planetas giran alrededor del Sol, habrá otros planetas que girarán en torno a otras estrellas. Y efectivamente, 395 años después de su muerte se encontró al primero de esos planetas de los que hablaba Giordano.
La condena
En 1591 Giordano Bruno fue entregado a la Santa Inquisición y se preparó su juicio acusándole de basfemia, herejía e inmoralidad, provocadas principalmente por sus enseñanzas sobre los múltiples sistemas solares y sobre el tamaño del Universo.
Todo el proceso judicial lo llevó a cabo Roberto Belarmino, el mismo que posteriormente llevó el caso de Galileo Galilei. El 8 de febrero de 1600 se dictó sentencia y se le declaró herético, impenitente, pertinaz y obstinado, condenándolo a morir en la hoguera el 17 de febrero de 1600.
El legado
Como legado, Giordano Bruno nos deja más de 40 obras escritas y una frase que dirigió a sus jueces: "Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla".
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