Representación artísitca de la sonda Messenger orbitando Mercurio. Créditos: NASA/JHU/Carnegie Institute of Washington. |
Se lanzó el 3 de agosto de 2004, pero antes de llegar a su destino dio unos rodeos por la Tierra y Venus. Finalmente, el pasado 18 de marzo y tras un viaje de 7900 millones de Km. entró en la órbita de su planeta de estudio: Mercurio. Hablamos, cómo no, de la sonda Messenger (MErcury Surface , Space ENvironment, GEochemistry and Ranging), nombrada así en honor a Mercurio, el mensajero de los dioses según la mitología romana.
A pesar de su relativa cercanía, Mercurio sólo lo hemos visitado una vez. Fue a través de la Mariner X durante los años 1974 y 1975, siendo de esa época las únicas imágenes que teníamos del planeta más cercano a nuestra estrella.
La sonda Messenger empezará a probar su instrumental científico hoy, 23 de marzo, pero no será hasta el 4 de abril cuando empiece a obtener sus primeros datos científicos que estarán centrados en realizar un detallado mapa de la superficie del planeta, estudiando además tanto su campo magnético como su mezquina atmósfera. Para realizar este trabajo, Messenger está provista de un sistema de imagen dual (IDM), altímetro láser (MLA), espectrómetro de composición de atmósfera y superficie (MASCS) y magnetómetro (MAG), entre otros.
Un dato curioso de este planeta es que la duración de su día (115 días terrestres) es más larga que la de su año (87 días terrestres). Antiguamente se pensaba que su rotación era síncrona mostrando siempre la misma cara a nuestra estrella, pero luego se comprobó que no era así.
Pero el dato que más me llama la atención de este planeta es el avance anómalo de su perihelio, ya que su desplazamiento no queda explicado por la mecánica clásica de Newton. De hecho, para explicar esta situación hubo un científico llamado Le Verrier que en el año 1843 propuso la existencia de un planeta más cercano al Sol que Mercurio, un planeta llamado Vulcano. Pero todo en la ciencia es explicado tarde o temprano, y fue un tal Albert Einstein el que le dio explicación en el año 1915 a través de la Teoría General de la Relatividad usando variables conocidas y, por supuesto, descartando al planeta Vulcano.
No pasarán otros 35 años hasta que otra misión vuelva a analizar Mercurio. En 2014 está previsto que se lance BepiColombo, una sonda que también tendrá como objetivo el menor de los planetas de nuestro Sistema Solar. Dicen los científicos que el estudio en profundidad del planeta Mercurio arrojará datos de vital importancia para comprender la formación de los planetas rocosos de nuestro Sistema Solar, que, aunque más o menos está claro cómo se crearon, todavía quedan lagunas, y tal vez las respuestas estén ahí, en Mercurio.
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