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4 de noviembre de 2015

Tan grande como antiguo

En una región muy remota del cosmos unos astrónomos han encontrado una agrupación gigante de galaxias gracias a observaciones llevadas a cabo por el telescopio espacial Spitzer y la sonda WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer). Este gran cúmulo, mantiene sus miles de galaxias unidas gravitatoriamente y va creciendo a medida que incorporan nuevos miembros.

Para encontrar este cúmulo los científicos analizaron el catálogo de WISE con el objetivo de encontrar candidatos a cúmulos de galaxias distantes. Luego, mediante los datos de Spitzer, redujeron a 200 los objetos más interesantes en un proyecto llamado MaDCoWS (Massive and Distant Clusters of WISE Survey).

Imagen 1: Cúmulo galáctico MOO J1142+1527. Las galaxias rojas del centro conforman el corazón de este cúmulo. Créditos: NASA/JPL-Caltech/Gemini/CARMA.

"Es la combinación de Spitzer y WISE lo que nos ha permitido reducir desde 250.000 objetos a tan solo los cúmulos de galaxias más masivos", dijo Anthony González, de la Universidad de Florida (Estados Unidos) y autor principal del artículo que recoge esta investigación.

Una vez centrados en el gran cúmulo, llamado MOO J1142+1527, se usaron los telescopios del W.M. Keck Observatory y del Gemini Observatory para medir la distancia que nos separaba de él, siendo de 8.500 millones de años luz. Además, usando el conjunto de telescopios CARMA (Combined Array for Research in Millimeter-wave Astronomy), los científicos fueron capaces de determinar que la masa del cúmulo es mil billones (10^15) de veces la de nuestro Sol, convirtiéndose así en el cúmulo galáctico más masivo conocido y más alejado de nosotros.

Imagen 2: El gráfico de la izquierda muestra una región de 10' x 10' del cúmulo MOO J1142+1527 obtenido de los datos de WISE. El recuadro inteior muestra una región de 3,5' x 3,5' centrada en el cúmulo que corresponde con el gráfico de la derecha, basado en la observación realizada por Spitzer. En ambos gráficos los puntos rojos marcan localizaciones individuales de galaxias obtenidas con WISE. Créditos: A.H. Gonzalez et al., 1015, ApJ, 812 L40.

"En base a nuestra comprensión de cómo crecen los cúmulos de galaxias al principio de nuestro universo, este grupo debe ser uno de los cinco más masivos de aquellos momentos", afirma Peter Eisenhardt, científico del proyecto de WISE en el JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA en California (Estados Unidos) y co-autor del artículo que expone la investigación. El próximo año se analizarán con Spitzer más de 1.700 candidatos a cúmulos de galaxias para buscar el mayor del grupo.

Un dato para reflexionar es que la luz que nos llega de este cúmulo nos muestra cómo era hace 8.500 millones de años, mucho antes de que nuestro sistema solar se hubiera formado.

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Esta investigación se ha publicado en la revista Astrophysical Journal Letters en un artículo titulado "The massive and distant clusters of WISE Survey: MOO J1142+1527, a 10^15 M⊙ galaxy cluster at z = 1.19", por A.H. Gonzalez et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Anthony H. González (Department of Astronomy, University of Florida, Estados Unidos), Bandon Decker (Department of Physics and Astronomy, University of Missouri, Estados Unidos), Mark Brodwin (Department of Physics and Astronomy, University of Missouri, Estados Unidos), Peter R.M. Isehardt (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Daniel P. Marrone (Steward Observatory, University of Arizona, Estados Unidos), S.A. Stanford (Department of Physics, University of California, Estados Unidos; Institute of Geophysics and Planetary Physics, Lawrence Livermore National Laboratory, Estados Unidos), Daniel Stern (Jet Propulsion Laboratory, California Institute of Technology, Estados Unidos), Dominika Wylezalek (Department of Physics and Astronomy, Johns Hopkins University, Estados Unidos), Greg Aldering (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos), Zubair Abdulla (Department of Astronomy and Astrophysics, University of Chicago, Estados Unidos; Kavli Institute for Cosmological Physics, University of Chicago, Estados Unidos), Kyle Boone (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Department of Physics, University of California Berkeley, Estados Unidos), John Carlstrom (Department of Astronomy and Astrophysics, University of Chicago, Estados Unidos; Kavli Institute for Cosmological Physics, University of Chicago, Estados Unidos), Parker Fagrelius (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Department of Physics, University of California Berkeley, Estados Unidos), Daniel P. Gettings (Department of Astronomy, University of Florida, Estados Unidos), Christopher H. Greer (Steward Observatory, University of Arizona, Estados Unidos), Brain Hayden (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Space Sciences Lab, University of California Berkeley, Estados Unidos), Erik M. Leitch (Department of Astronomy and Astrophysics, University of Chicago, Estados Unidos; Kavli Institute for Cosmological Physics, University of Chicago, Estados Unidos), Yen-Ting Lin (Institute of Astronomy and Astrophysics, Academica Sinica, Taiwan), Adam B. Mantz (Kavli Institute for Particle Astrophysics and Cosmology, Stanford University, Estados Unidos; Department of Physics, Stanford University, Estados Unidos), Stephen Muchovej (California Institute of Technology, Owens Valley Radio Observatory, Estados Unidos; California Institute of Technology, Department of Astronomy, Estados Unidos), Saul Perlmutter (Physics Division, Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; Department of Physics, University of California Berkeley, Estados Unidos) y Gregory R. Zeimann (Department of Astronomy and Astrophysics, Pennsylvania State University, Estados Unidos).
Artículo científico:

Referencias:

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20 de octubre de 2015

La luz de la destrucción

La constelación más famosa de los cielos seguramente sea la de Orión. Un total de siete estrellas forman una figura reconocible en forma de dos trapecios unidos por tres estrellas denominadas Alnilam, Almitak y Mintaka, o lo que es lo mismo, las tres estrellas del Cinturón de Orión. Fácilmente distinguible a simple vista y bajo estas tres estrellas, se encuentra la famosa nebulosa de Orión formando parte de la daga del gigante mitológico.

Imagen 1: Nebulosa de Orión captada por el instrumento ACS (Advanced Camera for Surveys) a bordo del telescopio espacial Hubble. Créditos: NASA, ESA, M. Robberto ( Space Telescope Science Institute/ESA) and the Hubble Space Telescope Orion Treasury Project Team.

Si observamos esta nebulosa a los prismáticos se nos mostrará como una nube bien definida, y si la observamos con un telescopio, podemos incluso ver estrellas en su interior. Cuando es la fotografía la que nos muestra la nebulosa, se pueden apreciar detalles que fascinan a cualquiera. Uno de esos detalles es la nebulosa del Trapecio que, está situada a 1.500 años luz de nosotros, es la región de esas características más cercana.

El Trapecio pertenece a una región llamada OMC 1. Expuesta a una fuerte radiación ultravioleta, todavía se puede apreciar la nebulosa que lo originó, pero la radiación emitida por las estrellas que nacieron de ella la está destruyendo. Esta destrucción hace que esta nebulosa primigenia brille en una radiación muy particular, la del carbono ionizado.

Imagen 2: Composición en color de la nebulosa de Orión donde se aprecian las diferentes regiones de ionización. Créditos: Goicoechea et al. 2015.

Esta radiación del carbono ionizado se aprecia también en lejanas galaxias donde se están formando nuevas estrellas a un ritmo muy intenso. Estas lejanas radiaciones apenas se observan desde tierra; para hacerlo se utilizan grandes telescopios como ALMA (Atacama Large Millimeter-submillimeter Array). La ventaja es que desde el espacio es más sencillo y allí tenemos el telescopio espacial Herschel, el más grande que hemos puesto ahí arriba.

Instalado en Herschel tenemos el instrumento HIFI (Heterodyne Instrument for the Far-Infrared), capaz de hacer espectroscopía de alta resolución y analizar con gran detalle esta radiación del carbono ionizado ayudando a caracterizar la formación estelar en lejanas galaxias, pero también analizar la región OMC 1. Esta región para los científicos es un laboratorio donde sucede lo mismo que en aquellas lejanas galaxias, pero mucho más cerca.

"Lo sorprendente de este trabajo es que las condiciones físicas reveladas por las imágenes de Herschel en la vcindad de las estrellas del Trapecio pueden dominar y ayudarnos a comprender la emisión de C+ a escalas de una galaxia entera", afirma R. Goicoechea del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC), autor principal del artículo que expone la investigación. Gracias a esta investigación podemos analizar de una manera más sencilla lo que sucede en remotos lugares del universo.

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Esta investigación ha sido publicada en la revista The Astrophysical Journal bajo el título "Velocity-resolved [CII] emission and [CII]/FIR Mapping along Orion with Herschel", por J. R. Goicoechea et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Javier R. Goicoechea (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España), D. Teyssier (Herschel Science Centre-ESA/ESAC, España), M. Etxaluze (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España; RAL Space, Reino Unido), P.F. Goldsmith (Jet Propulsion Laboratory/California Institute of Technology, Estados Unidos), V. Ossenkopf (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), M. Gerin (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia; École Normale Supérieure, Francia), E.A. Bergin (Department of Astronomy/University of Michigan, Estados Unidos), J.H. Black (Department of Earth and Space Sciences/Chalmers University of Technology/Onsala Space Observatory, Suecia), J. Cernicharo (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España), S. Cuadrado (Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid-ICMM/CSIC, España), P. Encrenaz (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia), E. Falgarone (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia; École Normale Supérieure, Francia), A. Fuente (Observatorio Astronómico Nacional-OAN/IGN, España), A. Hacar (Institute for Astrophysics/University of Vienna, Austria), D.C. Lis (LERMA/Observatoire de Paris/PSL Research University/CNRS/Sorbonne Université/UPMC, Francia), N. Marcelino (INAF/Istituto di Radioastronomia, Italia), G.J. Melnick (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), H.S.P. Müller (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), C. Persson (Department of Earth and Space Sciences/Chalmers University of Technology/Onsala Space Observatory, Suecia), J. Pety (Institut de Radioastronomie Millimétrique, Francia), M. Röllig (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), P. Schilke (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), R. Simon (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania), R.L. Snell (Department of Astronomy/University of Massachusetts, Estados Unidos) y J. Stutzki (I. Physikalisches Institut der Universität zu Köln, Alemania).
Artículo científico:
- Velocity-resolved [CII] emission and [CII]/FIR Mapping along Orion with Herschel 

La imagen 1 ha sido tomada por el instrumento ACS  a bordo del telescopio espacial Hubble en una composición de los siguientes filtros:
-  Filtro óptico en banda B (435 nm)
- Filtro óptico en banda V (555 nm)
- Filtro óptico en banda H-Alpha (658 nm)
- Filtro infrarrojo en banda I (775 nm)
- Filtro infrarrojo en banda Z (850 nm)

Referencias:

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11 de septiembre de 2015

Un extraño criadero de estrellas

Los cúmulos de galaxias son grandes agrupaciones de galaxias unidas por su propia gravedad. Nuestra Vía Láctea se encuentra dentro de un pequeño grupo conocido como el Grupo Local que a su vez es miembro del supercúmulo denominado Laniakea.

Las galaxias situadas en el centro de los cúmulos están formadas generalmente por fósiles estelares, esto es, estrellas rojas muy viejas, o directamente, estrellas moribundas. Sin embargo, los astrónomos han descubierto una galaxia gigante en el corazón de un cúmulo llamado SpARCS1049+56 que parece ir contra esta tendencia ya que está formando nuevs estrellas a un ritmo muy alto.

Imagen 1: Imagen compuesta del cúmulo SpARCS1049 usando los datos obtenidos con los telescopioes espaciales Spitzer y Hubble. Créditos: NASA/STScI/ESA/JPL-Caltech/McGill.

Criadero de estrellas

"Creemos que la galaxia gigante del centro de este grupo está formando nuevas estrellas como consecuencia de la fusión con una galaxia más pequeña", explica Tracy Webb, de la Universidad McGill en Montreal (Canadá), autor principal del artículo asociado a esta investigación.

La galaxia fue descubierta inicialmente utilizando el telescopio espacial Spitzer (NASA) y el Canada-France-Hawaii Telescope, ubicado en el observatorio hawaiiano de Mauna Kea (Estados Unidos). Posteriormente, su existencia fue confirmada en el W.M. Keck Observatory, también en Mauna Kea. Una vez confirmado, se hizo un seguimiento utilizando el telescopio espacial Hubble (NASA/ESA), lo que permitió a los astrónomos explorar la actividad en esa galaxia.

Imagen 2: Detalle de la región central del cúmulo galáctico SpARCS1049. La cola de marea, indicativo de la fusión que ha experimentado, es apreciable, así como la propia galaxia, más brillante. Créditos: NASA/STScI/ESA/JPL-Caltech/McGill.

Un lugar muy muy lejano

El cúmulo SpARCS1049+56 está muy alejado: su luz ha tardado en llegar a nosotros nada más y nada menos que 9.800 millones de años. Alberga en su interior al menos 27 galaxias y tiene una masa combinada equivalente a 400.000 millones de soles, y el hecho de que su corazón esté creando nuevas estrellas lo convierte en algo único. La galaxia más brillante del cúmulo es capaz de generar unas 800 nuevas estrellas por año. Comparativamente, la Vía Láctea forma dos estrellas al año como mucho.

"Los datos de Spitzer nos ofrecen una cantidad enorme de datos sobre la formación de estrellas en el corazón de este grupo, algo que rara vez se ha visto antes, y desde luego nunca en un cúmulo tan distante", comenta Adam Muzzin de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y coautor del artículo.

El telescopio Spitzer, al captar la luz infrarroja, puede detectar el resplandor de regiones de formación estelar ocultas por el polvo. Los estudios de seguimiento con el Hubble en luz visible ayudaron a identificar lo que estaba incentivando la nueva formación estelar, y parece ser que se trata de una galaxia más pequeña que se fusionó recientemente con la galaxia central del cúmulo, aportando material gaseoso y prendiendo la mecha de un violento proceso de formación estelar.

Imagen 3: Región del cielo donde se encuentra el cúmulo galáctico SpARCS1049+56, formado por al menos 27 galaxias. Créditos: NASA, ESA, Digitized Sky Survey 2.

El collar cósmico

"Usamos el Hubble para explorar la galaxia en profundidad y no nos decepcionó", comenta Muzzin. "El Hubble encontró despojos de una fusión en el centro de este cúmulo. Detectamos formas que parecían las cuentas de un collar ", añade. Estas formas en cuentas de collar son signos de un evento conocido como fusión húmeda; esto se produce cuando las galaxias ricas en gas chocan y éste se convierte rápidamente en nuevas estrellas. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en el cúmulo [HGO2008]SDSS J1531+3414.

Este nuevo descubrimiento es uno de los primeros casos conocidos de una fusión húmeda en el centro de un cúmulo de galaxias. El Hubble, previamente había descubierto otro cúmulo de galaxias más cercano que contenía una fusión de este tipo pero no formaba estrellas tan rápidamente.

Los astrónomos ahora tienen como objetivo explorar cómo de comunes son este tipo de mecanismos en los cúmulos de galaxias para ver si es un caso único, o por contra, son más comunes de lo que pensábamos.
Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista The Astrophysical Journal bajo el título “An Extreme Starburst In The Core Of a Rich Galaxy Cluster At z = 1.7”.

El equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por T. Webb (University of Montreal, Canadá), A. Noble (University of Toronto, Canadá), A. DeGroot (University of California Riverside, Estados Unidos), G. Wilson (University of California Riverside, Estados Unidos), A. Muzzin (University of Cambridge, Reino Unido), N. Bonaventura (University of Montreal, Canadá), M. Cooper (University of California Irvine, Estados Unidos), A. Delahaye (University of Montreal, Canadá), R. Foltz (University of California Riverside, Estados Unidos), C. Lidman (Australian Astronomical Observatory, Australia), J. Surace (Spitzer Science Center, Estados Unidos), H. K. C. Yee (University of Toronto, Canadá), S. Chapman (University of Cambridge, Reino Unido; Dalhousie University, Canadá), L. Dunne (University of Canterbury, Nueva Zelanda; University of Edinburgh, Reino Unido), J. Geach (University of Hertfordshire, Reino Unido), B. Hayden (Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos), H. Hildebrandt (Argelander-Institute fur Astronomie, Alemania), J. Huang (National Astronomical Observatories of China, China; China-Chile Joint Center for Astronomy, Chile; Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos), A. Pope (University of Massachusetts, Estados Unidos), M. W. L. Smith (Cardiff University, Reino Unido), S. Perlmutter (Lawrence Berkeley National Laboratory, Estados Unidos; University of California Berkeley, Estados Unidos) y A. Turdorica (Argelander-Institute fur Astronomie, Alemania).
Artículo científico:

La imágenes 1 y 2 son una combinación de datos obtenidos por el telescopio espacial Spitzer y el instrumento WFC3 (Wide Field Camera 3) a bordo del telescopio espacial Hubble en los siguientes filtros:
- Filtro infrarrojo (3.60 um) (SST)
- Filtro infrarrojo en banda H (1.52 um) (WFC3)
- Filtro infrarrojo en banda J (1.10 um) (WFC3)

Referencias:

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1 de julio de 2015

El cúmulo encerrado

Los cúmulos abiertos siempre despiertan interés entre la comunidad astronómica por un motivo muy claro: todas las estrellas nacen de la misma nube, por lo que su composición en cuanto a metales (recordemos que en astrofísica los metales son los elementos químicos más pesados que el helio) es muy similar y la edad de todas ellas es la misma, por tanto los distintos estados evolutivos que presentan se analizan viendo exclusivamente la masa de la estrella y comparándolos con los de sus compañeras.

En esta ocasión el instrumento WFI (Wide Field Imager) instalado en el telescopio de 2,2 metros MPG/ESO en el Observatorio La Silla de ESO (Chile) nos muestra un joven cúmulo abierto de estrellas conocido como NGC 2367, una joven agrupación estelar de unos cinco millones de años luz de longitud donde sus estrellas brillan con un intenso color azul, contrastando con el rojo emitido por el hidrógeno de la nube en la que se formaron.

Imagen 1: Aspecto del cúmulo NGC 2367. Créditos: ESO/G. Beccari.

Estos cúmulos son típicos de las galaxias espirales, formándose en regiones exteriores y las estrellas que los componen se van separando poco a poco de tal forma que en unos 50 millones de años el cúmulo desaparece y sus estrellas pasan a considerarse individuales. Pero si nos alejamos del cúmulo y de la nebulosa, aparece algo insólito.

Se cree que el cúmulo NGC 2367 y la nebulosa en la que se formó son el núcleo de una nebulosa de mayor tamaño conocida como Brand 16, donde ésta es solo una pequeña parte de una enorme megaburbuja llamada GS234-02 con un tamaño de varios cientos de años luz, formada a raíz de los vientos estelares producidos por estrellas especialmente masivas donde las burbujas individuales que formaban terminaron por fusionarse formando esta súperestructura. Estas estrellas ya estallaron como súpernovas, aumentando el tamaño de la burbuja todavía más, esculpiendo con el paso de los años la compleja estructura.
Este cúmulo abierto, llamado NGC 2367 fue descubierto por Sir William Herschel el 20 de noviembre de 1784 y está situado a unos 7.000 años luz de la Tierra en dirección a la constelacion de Canis Major.
La imagen 1 es una composición de tomas captadas por el instrumento WFI del telescopio de 2.2m MPG/ESO en los siguientes filtros:
- Filtro óptico en banda B
- Filtro óptico en banda V
- Filtro ultravioleta en banda U
- Filtro infrarrojo en banda I
- Filtro óptico en banda H-alpha

Referencias:

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13 de mayo de 2015

El lado oscuro de los cúmulos

Los cúmulos globulares son bolas de estrellas que orbitan a la mayoría de las galaxias. Son estrellas muy viejas ya que han vivido todo el proceso de crecimiento y evolución de la galaxia y son de los sistemas estelares más antiguos que podemos observar en el universo. Ahora, un nuevo estudio liderado por Matt Taylor de la Pontificia Universidad Católica de Chile ha puesto de manifiesto que estas agrupaciones de estrellas no son tan fáciles de comprender como se pensaba.

"Los cúmulos globulares y sus estrellas son claves para entender la formación y evolución de las galaxias. Durante décadas, los astrónomos han creído que las estrellas que componen un determinado cúmulo globular compartían la misma composición química y tenían la misma edad, pero ahora sabemos que son criaturas más extrañas y complicadas de lo que parecían", explica Taylor.

Imagen 1: Aspecto de la galaxia gigante Centaurus A (NGC 5128). Créditos: ESO/Digitized Sky Survey. Agradecimientos: Davide de Martin.

Para estudiar estos objetos Taylor y su equipo se han centrado en la galaxia gigante más cercana a la nuestra: Centaurus A, galaxia que alberga unos 2.000 cúmulos globulares, muchos de ellos más masivos y brillantes que los 150 (aprox.) que orbitan la Vía Láctea. Y de todos los cúmulos que rodean a la gigante, se han muestreado 125 de ellos con el instrumento FLAMES (Fibre Large Array Multi Element Spectrograph), instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO en Chile. Con los datos obtenidos dedujeron la masa de los cúmulos y compararon este resultado con el brillo de cada uno de ellos.

Obtener la masa del cúmulo

¿Cómo se calcula la masa de un cúmulo que está alejado de nosotros unos 12 millones de años luz? Gracias a que FLAMES proporciona información sobre los movimientos de las estrellas en los cúmulos, y que este movimiento depende de la fuerza del campo gravitatorio, podemos usar estos valores para deducir la masa. A esto los astrónomos lo conocen como masa dinámica.

Imagen 2: Cúmulo globular Messier 13 en la constelación de Hércules, tal vez el cúmulo más famoso que existe: Créditos: Hubble Space Telescope (NASA/ESA).

Con los datos en la mano se vio que los cúmulos mas brillantes tenían más masa de la esperada, y lo extraño en algunos de ellos era que eran muchas veces más masivos de lo esperado. Y ahí no queda la cosa... A mayor masa, mayor cantidad de "algo" que no eran capaces de observar. ¿Qué era?

El misterio de los cúmulos

Había varias posibles respuestas ante la pregunta de qué coexistía con las estrellas de estos cúmulos globulares masivos. Una opción podrían ser agujeros negros, lo que explicaría parte de la masa oculta, pero quedarían cabos sueltos. Otra opción sería materia oscura, pero se considera que los cúmulos globulares están desprovistos de este tipo de materia, pero quizás, por alguna razón desconocida han conservado materia oscura en sus núcleos, lo que explicaría las observaciones, pero sin encajar en la teoría convencional de los cúmulos globulares.

"Nuestro descubrimiento de cúmulos estelares con masas inesperadamente altas para la cantidad de estrellas que contienen sugiere que puede haber múltiples familias de cúmulos globulares, con diferentes historias de formación. Aparentemente, algunos cúmulos estelares tienen toda la pinta de ser cúmulos globulares del montón, pero, en este caso, las apariencias engañan, y es posible que haya gato encerrado", explica Thomas Puzia, coautor del artículo.

Imagen 3: Cúmulos oscuros en Centaurus A (en rojo) junto a cúmulos normales (en azul) y cúmulos con propiedades similares a los de galaxias enanas (en verde). Créditos: ESO/Digitized Sky Survey. Agradecimientos: Davide de Martin.

Parece ser que estos cúmulos son más misteriosos de lo que parecía, y para ir arrojando luz sobre la realidad de estos objetos el equipo también participa en un estudio más amplio de otros cúmulos globulares en otras galaxias, aportando algunas pistas intrigantes que indican que dichos "cúmulos oscuros" también se pueden encontrar en otros lugares.

"Nos hemos tropezado con una clase nueva y misteriosa de cúmulo estelar. Esto demuestra que todavía tenemos mucho que aprender sobre todos los aspectos relacionados con la formación de cúmulos globulares. Es un resultado importante y ahora tenemos que encontrar más ejemplos de cúmulos oscuros alrededor de otras galaxias", concluye Taylor.
Esta investigación se ha presentado en la revista Astrophysical Journal bajo el título “Observational evidence for a dark side to NGC 5128’s globular cluster system”, por M. Taylor et al.

El equipo que ha llevado a cabo la investigacion está formado por Matthew A. Taylor (Pontificia Universidad Catolica de Chile, Chile; ESO, Chile), Thomas H. Puzia (Pontificia Universidad Catolica de Chile, Chile), Matias Gomez (Universidad Andres Bello, Chile) y Kristin A. Woodley (University of California, Estados Unidos).
Artículo científico:

Las imágenes 1 y 3 son una composición con los siguientes filtros obtenida a través del Digitized Sky Survey 2 y el instrumento WFI (Wide Field Image) instalado en el MPG/ESO 2.2-metre telescope:
- Filtro Óptico en banda R del DSS2.
- Filtro Óptico en banda B del DSS2.
- Filtro Infrarrojo en banda I del DSS2.
- Filtro Óptico en banda B (456 mm) del WFI.
- Filtro Óptico en banda V (539 mm) del WFI.
- Filtro Óptico en banda R (651 mm) del WFI.
- Filtro Óptico en banda H-alpha (658 mm) del WFI.
- Filtro Óptico en banda [OIII] (502 mm) del WFI.

Referencias:

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11 de marzo de 2015

Los futuros Pilares de la Creación

Hoy os presento una imagen del cúmulo abierto NGC 6193, situado en la constelación austral de Ara (el altar), donde una treintena de brillantes estrellas forman la asociación Ara OB1. Dos de sus estrellas destacan por su gran brillo y elevada temperatura, son estrellas gigantes y son las que, principalmente, iluminan la nebulosa NGC 6188, haciando de ella una nebulosa de emisión, visible a la derecha del cúmulo.

 Imagen 1: Parte de la asociación estelar Ara OB1. En el centro de la imagen vemos el joven cúmulo abierto NGC 6193, y a la derecha la nebulosa de emisión NGC 6188, iluminada por la radiación ionizante emitida por las más brillantes estrellas cercanas. Créditos: ESO.

Las asociaciones OB consisten, principalmente, en estrellas blancoazuladas muy jóvenes, que son, aproximadamente, 100.000 veces más brillantes que el Sol y entre 10 y 50 veces más masivas. Las estrellas que forman NGC 6193 están unidas gravitatoriamente, pero con una intensidad menor que en otros cúmulos, lo que indica que cada una viaja a la deriva. Por tanto, dentro de un tiempo relativamente corto -astronómicamente hablando- desaparecerá el cúmulo.

El muro

Por otro lado, NGC 6188 se nos muestra como un amurallamiento de nubes -tanto oscuras como brillantes- que marca el límite entre la asociación estelar y RCW 108, esto es, la nube molecuar de la región de formación estelar activa. RCW 108 está compuesta fundamentalmente por hidrógeno y estas zonas son comúnmente conocidas como regiones H II. NGC 6188, al servir como límite de estas regiones, se le conoce comúnmente como nebulosa del Borde.

A medida que RCW 108 crea nuevas estrellas, simultáneamente está siendo erosionada por los vientos y la radiación procedente de estrellas ya existentes y de explosiones de supernova. Este proceso erosivo implica que las regiones H II tienen una vida útil de unos pocos millones de años.

Futuros pilares

Parece ser que la nebulosa del Borde muestra signos de estar formando pilares, por lo que en un futuro podría albergar pilares similares a los que podemos apreciar en la nebulosa del Águila (objeto Messier 16), los conocidos como "Los Pilares de la Creación".

Imagen 1: composición de más de 500 imágenes obtenidas con el instrumento OmegaCAM instalado en el VLT Survey Telescope con un tiempo de exposición de más de 56 horas. Los filtros con los que ha sido creada la imagen son los siguientes:
- Filtro Johnson óptico en banda B (440 nm)
- Filtro SDSS óptico en banda g (480 nm)
- Filtro SDSS óptico en banda r (625 nm)
- Filtro óptico en banda H-alpha (659 nm)

Referencias:

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18 de diciembre de 2014

Joyas azules en Messier 47

El telescopio MPG/ESO de 2,2 metros del Observatorio La Silla de ESO en Chile nos vuelve a sorprender con una espectacular imagen tomada por la cámara WFI (Wide Field Imager) donde se aprecia el cúmulo estelar de Messier 47 que, situado a 1.600 años luz en dirección a la constelación de Puppis, destaca por unas cuantas estrellas azules muy brillantes, contrastando con algunas gigantes rojas:

Imagen 1: Aspecto del cúmulo M47 captado por el instrumento WFI del telescopio MPG/ESO de 2,2 metros situado en el Observatorio La Silla (Chile). Créditos: ESO.

Con un tamaño de unos 12 años luz, no es un cúmulo especialmente denso ya que tan solo son visibles unas 50 estrellas frente a las miles que poseen cúmulos de características similares. Eso sí, es un cúmulo brillante y fácil de ver.

El cúmulo ya fue observado en 1664 por el astrónomo italiano Giovanni Battista Hodierna. Más tarde, Charles Messier lo introdujo en su catálogo de objetos "pseudocometarios" asignándole el número 47.

Como curiosidad, Messier anotó erróneamente las coordenadas del objeto y hasta 1959 no se llegó a la conclusión de que el objeto catalogado como NGC 2422 se trataba de Messier 47.
Esta imagen procede del programa Joyas Cósmicas de ESO, una iniciativa cuya intención es producir imágenes de objetos interesantes, llamativos o visualmente atractivos utilizando telescopios de ESO con finalidades educativas y divulgativas. El programa utiliza tiempo de observación combinado con tiempos que no se han explotado en los programas de los telescopios, con el fin de minimizar el posible impacto en las observaciones científicas. Todos los datos recogidos también están a disposición de los astrónomos a través del archivo científico de ESO.
Para saber más:
- ESO Cosmic Gems

La imagen 1 fue tomada por el instrumento WFI (Wide Field Imager) del telescopio MPG/ESO de 2,2 metros instalado en el Observatorio La Silla de ESO (Chile) en una combinación de los siguientes filtros:
- Banda Óptica (filtro B)
- Banda Óptica (filtro V)
- Banda Óptica (filtro R)

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26 de noviembre de 2014

Un cúmulo de buenos deseos

Los cúmulos... esas aglomeraciones de estrellas tan importantes para comprender muchos de los aspectos del universo que nos gobierna. Dada su importancia es un tema recurrente en el blog. Y el caso que hoy nos atañe lo protagoniza un cúmulo, en este caso abierto, llamado NGC 3532 y situado a 1.300 años luz en dirección a la constelación austral de Carina.

Curiosidades de NGC 3532

Descubierto en 1752 desde Sudáfrica por Nicolas Louis de Lacaille, es un cúmulo donde sus estrellas más brillantes son visibles a simple vista, pero es al observarlo al telescopio cuando se convierte en uno de los cúmulos más espectaculares del cielo. En 1830 John Herschel observó el cúmulo y apreció "varias elegantes estrellas dobles". Más tarde, el 20 de mayor de 1990, una estrella de este cúmulo fue la primera imagen capturada por el telescopio espacial Hubble.

Imagen 1: Aspecto del cúmulo NGC 3532 donde se aprecian estrellas azules que nos indican que están calientes. Las más masivas, resplandecen en colores rojizos y anaranjados. Créditos: ESO/G. Beccari.

Visualmente este cúmulo es grande, ocupando en el cielo un área de casi el doble del tamaño de la Luna llena. Debido a la semejanza que se le veía con los destellos que desprenden las monedas al lanzarlas a un pozo, se le conoce como Cúmulo Wishing Well o Cúmulo de los Buenos Deseos. Originalidad e imaginación al poder.

 
Imagen 2: Visión de amplio campo del cielo que rodea al cúmulo NGC 3532. El propio cúmulo está en el centro de la imagen y la estrella brillante, en su lado inferior izquierdo es una estrella hipergigante amarilla muy brillante que está unas cinco veces más lejos de la Tierra que el propio cúmulo siendo una estrella de las más distantes que pueden verse a simple vista. Créditos: ESO/Digitized Sky Survey 2. Agradecimientos: Davide De Martin

Estrellas de varios colores

Las estrellas de cualquier cúmulo se rigen por la misma evolución estelar que las que no pertenecen a estas agrupaciones. De las 400 estrellas del cúmulo NGC 3532 las estrellas menos masivas todavía brillan con colores blancoazulados. Sin embargo, las de masa alta-moderada se han convertido en gigantes rojas, mientras que las más masivas de todas ya agotaron sus breves y brillantes vidas y explotaron como supernovas. Con estos datos, a este cúmulo se le puede considerar de mediana edad ya que tendría unos 300 millones de primaveras. El resultado es el mostrado, es decir, un cúmulo rico en estrellas tanto azules como anaranjadas.

La imagen 1 fue tomada por el instrumento WFI (Wide Field Imager) del telescopio MPG/ESO de 2,2 metros instalado en el Observatorio La Silla de ESO (Chile) en una combinación de los siguientes filtros:
Banda Óptica (filtro B: 456 nm)
Banda Óptica (filtro V: 540 nm)
Banda Óptica (filtro H-alpha: 659 nm)
Banda Infrarroja (filtro I: 815 nm)

La imagen 2 pertenece al material fotográfico obtenido con el sondeo Digitized Sky Survey 2. Esta imagen en concreto está compuesta por los siguientes filtros:
Banda Infrarroja (filtro I)
Banda Óptica (filtro R)
Banda Óptica (filtro V)

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20 de noviembre de 2014

Problemas en los cúmulos globulares

Los cúmulos globulares, esas grandes bolas de estrellas que orbitan las galaxias, representan uno de los mayores misterios que nos presenta el universo. Antes se pensaba que estaban formados por una misma población de estrellas, pero tras varias investigaciones se demostro que, al menos, están formados por dos poblaciones, una más envejecida y otra más joven y contaminada de elementos químicos más pesados.

Al analizar cúmulos globulares de nuestra galaxia se vio que la población de estrellas de primera generación supone casi la mitad de la población total, mientras que las restantes, más jóvenes, muestran una concentración de nitrógeno entre 50 y 100 veces superior a las estrellas más antiguas.

Sucede también que la población de estrellas de segunda generación es mayor de lo esperado, pudiéndose explicar esto a través de una expulsión de las estrellas más antiguas, reduciéndose así el número de estrellas de primera generación y aumentando por lo tanto el porcentaje de estrellas más jóvenes.

Esta explicación tendría sentido en cúmulos globulares de la Vía Láctea, donde las estrellas expulsadas podrían pasar fácilmente desapercibidas junto a otras estrellas envejecidas ubicadas en el halo galáctico. Fuera de la Vía Láctea esta teoría no tiene sentido debido a recientes observaciones realizadas por un equipo de astrónomos.

Mirando a la vecina

El equipo, liderado por Søren Larsen de la Radboud Universiteit en Nijmegen (Holanda), usó la WFC3 (Wide Field Camera 3) a bordo del Hubble para observar cuatro cúmulos globulares en una pequeña galaxia cercana llamada Galaxia Enana de Fornax capturada por la gravedad de la Vía Láctea siendo ahora un satélite de la nuestra.

Imagen 1: Aspecto de la Galaxia Enana de Fornax. Créditos: ESO/Digitized Sky Survey 2.

"Para probar nuestras teorías sobre cómo se forman estos cúmulos necesitábamos saber qué ocurría en otros entornos", explica Larsen. "Hasta ahora no sabíamos si los cúmulos globulares en galaxias más pequeñas tenían múltiples generaciones de estrellas, y nuestras observaciones muestran claramente que sí", añade.

Las detalladas observaciones de los cúmulos Fornax 1, 2, 3 y 5 mostraron esa segunda generación de estrellas contaminadas. Cuantitativamente Fornax 1, 3 y 5 presentaban aproximadamente un 40% de estrellas de primera generación y un 60% de estrellas contaminadas de segunda. Por otro lado, Fornax 2 contaba con un 60% de estrellas de primera generación frente a un 40% de estrellas más jóvenes.

Imagen 2: Detalle de los cuatro cúmulos globulares analizados por el Hubble. Créditos: NASA, ESA, S. Larsen (Radboud Universiteit, Holanda).

En cuanto a la cantidad de nitrógeno presente en las estrellas contaminadas de los cúmulos de Fornax, apreciaron que cerca de la mitad de las estrellas están contaminadas en los mismos niveles que se encuentran en nuestra Vía Láctea. Con estos datos, significa que la formación de cúmulos globulares en Fornax sigue el mismo proceso que en la Vía Láctea. 

El problema está en la masa

Ahora bien, si nos basamos en el número de estrellas contaminadas de estos cúmulos, antes de expulsar a sus estrellas de primera generación tendrían que haber sido hasta diez veces más masivos. Pero, a diferencia de la Vía Láctea, la Galaxia Enana de Fornax no tiene suficientes estrellas viejas como para pensar que fueron expulsadas de los cúmulos. ¿Por qué? Frank Grundahl de la Aarhus University (Dinamarca), co-autor del artículo, lo explica: "Si las estrellas expulsadas del cúmulo estuvieran allí, las veríamos, pero no las vemos. Nuestra mejor teoría es errónea porque no hay ningún lugar en Fornax donde se pudieran haber ocultado estas estrellas expulsadas".

Este hallazgo significa que una teoría principal sobre cómo se formaron estos cúmulos globulares generación mixta no es correcta y los astrónomos tendrán que darle vueltas a la cabeza para intentar comprender qué sucede con estas grandes agrupaciones de estrellas. Y tendrán que investigar tanto dentro de nuestra galaxia como fuera de ella.
Esta investigación ha sido publicada en la revista The Astrophysical Journal del 20 de noviembre bajo el título "Nitrogen abundances and multiple stellar populations in the globular clusters of the Fornax DSPH", por S. Larsen et al.

El equipo internacional de astrónomos que ha realizado el estudio está compuesto por S. Larsen (Radboud University, Holanda), J. P Brodie (University of California, Estados Unidos), F. Grundahl (Aarhus University, Dinamarca) y J. Strader (Michigan State University, Estados Unidos).
Artículo científico: 

Nota de prensa: 

Referencias:

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15 de octubre de 2014

Así nace un cúmulo galáctico


Vuelven los post de la línea "así nace..." Esta vez tocan los objetos más grandes del universo conocido. Me refiero a los cúmulos de galaxias. De estos objetos sabemos cómo se mantienen unidos pero desconocíamos cómo se forman. Para intentar averiguarlo los astrónomos llevan más de 20 años estudiando la galaxia MRC 1138-262, conocida como la Galaxia Telaraña, y sus alrededores.

Esta galaxia contiene un agujero negro supermasivo que actúa como una poderosa fuente de ondas de radio.Eso fue lo primero que llamó la atención de los astrónomos.

Imagen 1: Impresión artística que representa la formación de un cúmulo de galaxias en el universo temprano. Créditos: ESO / M. Kornmesser.

Esta región hasido observada de forma intensiva por diferentes telescopios de ESO desde mediados de los 90. Tras analizarla se cree que es uno de los mejores ejemplos de un protocúmulo en pleno proceso de formación. El corrimiento al rojo, y por lo tanto la distancia a la galaxia fue medida por primera vez en el observatorio La Silla.

Las primeras observaciones del instruemnto FORS del VLT descubrieron el protocúmulo y luego se hicieron otras observaciones con los instrumentos ISAAC, SINFONI, VIMOS y HAWK-I. Los datos del instrumento LABOCA han complementado los datos del óptico y del infrarrojo cercano además de una imagen de VLA de 12 horas de exposición para cruzar las fuentes e identificarlas.

Formación estelar tras la cortina

Pero a la historia de este protocúmulo le faltaban muchas piezas. Así lo sospecharon Helmut Dennerbauer y su equipo de la Universität Wien (Austria). Para añadir las piezas que le faltaban a este puzzle estudiaron el lado oscuro de la formación estelar para averiguar cuántas de las estrellas que se formaban en la galaxia estaban ocultas detrás del polvo.

Con el instrumento LABOCA del telescopio APEX observaron el protocúmulo durante 40 horas en longitudes de onda milimétrica. Carlos De Breuck, responsable científico de APEX en ESO y coautor del estudio, destaca que "esta es una de las observaciones más profundas que se han hecho con APEX y lleva esta tecnología a su límite", y no solo se ha llevado al límite la tecnología, sino la resistencia de los científicos ya que no es fácil trabajar a los 5.050 metros que se encuentra el observatorio.
Imagen 2: Región completa de la Galaxia Telaraña y alrededores obtenida con el instrumento ACS del Hubble. Créditos: NASA / ESA / G. Miley y R. Overzier (Leiden Observatory) / ACS Science Team.

La revelación de la Telaraña

Con las observaciones de APEX se observó que, comparado con el cielo circundante, se habían detectado cuantro veces más fuentes en la zona de la Telaraña. Cotejando los nuevos datos junto a los adquiridos anteriormente se ha podido confirmar que muchas de estas fuentes se encuentran a la misma distancia que el protocúmulo, por lo que debería tratarse de partes en formación pertenecientes al cúmulo.

Según explica Dannerbauer, "las nuevas observaciones de APEX añaden la última pieza que necesitábamos. [...] Estas galaxias están en pleno proceso de formación, por lo que, al igual que cuando tenemos obras aquí en la Tierra, está todo lleno de polvo".
Imagen 3: Protocúmulo donde se encuentra la Galaxia Telaraña obtenida con APEX en banda submilimétrica. Créditos: ESO.

Pero mientras observaban el lugar en el que habían descubierto este foco de nacimiento de estrellas, se llevaron otra sorpresa, y es que esperaban encontrar esta región de formación estelar en los grandes filamentos que conectan las galaxias pero la encontraron concentrada en una sola región que ni siquiera se encuentra centrada en la Galaxia Teladearaña.
Imagen 4: Mapa de señal obtenido por el instrumento LABOCA alrededor de la Galaxia Telaraña. Rodeadas con un círculo se muestra la localización de 16 SMG (SubMillimeter Galaxy). Los contornos indican el ruido en 1.3, 1.9, 2.6, 3.0, 3.7, 5.2 y 7.4 mJy/beam. El contorno con línea discontínua marca la región donde el ruido es σ < 3.0 mJy/beam, incluyendo las 16 fuentes. La densidad de la fuente es más de 4 veces supieror que en ECDFS (The Extended Chandra Deep Field-South Survey). El norte está arriba y el este a la izquierda. Créditos: Astronomy and Astrophycs / H. Dannerbauer et al.

"Queríamos encontrar la formación de estrellas oculta en el cúmulo de Telaraña, y lo logramos, pero por el camino desenterramos un nuevo misterio ya que no estaba en el lugar previsto. La mega ciudad se está desarrollando asimétricamente" concluye Dannerbauer. 

Ahora será necesario llevar a cabo más observaciones y ALMA será el instrumento perfecto para dar esos pasos y estudiar estas regiones polvorientas con mucho más detalle.
Esta investigación se ha publicado en la edición online de Astronomy & Astrophycs del 15 de octubre bajo el título “An excess of dusty starbursts related to the Spiderweb galaxy”, por H. Dannerbauer et al.

El equipo está compuesto por H. Dannerbauer (University of Vienna, Austria), J. D. Kurk (Max-Planck-Institut für extraterrestrische Physik, Alemania), C. De Breuck (ESO, Alemania), D. Wylezalek (ESO, Alemania), J. S. Santos (INAF–Osservatorio Astrofisico di Arcetri, Italia), Y. Koyama (National Astronomical Observatory of Japan, Japón; Institute of Space Astronomical Science, Japón), N. Seymour (International Centre for Radio Astronomy Research, Australia), M. Tanaka (National Astronomical Observatory of Japan, Japón; Kavli Institute for the Physics and Mathematics of the Universe, Japón), N. Hatch (University of Nottingham, Reino Unido), B. Altieri (Herschel Science Centre, España), D. Coia (Herschel Science Centre, España), A. Galametz (INAF–Osservatorio di Roma, Italia), T. Kodama (National Astronomical Observatory of Japan, Japón), G. Miley (Leiden Observatory, Holanda), H. Röttgering (Leiden Observatory, Holanda), M. Sanchez-Portal (Herschel Science Centre, España), I. Valtchanov (Herschel Science Centre, España), B. Venemans (Max-Planck Institut für Astronomie, alemania) and B. Ziegler (University of Vienna, Austria).
Imagen 2: Composición creada a partir de imágenes tomadas por el instrumento ACS (Advanced Camera for Surveys) del Hubble Space Telescopes con los siguientes filtros:
Banda Óptica (filtro B: 475 nm)
Banda Óptica (filtros B+I pseudogreen)
Banda Infrarroja (filtro I: 814 nm)
Agradecimientos: Davide De Martin (ESA/Hubble).

Nota de prensa:
Los secretos de la construcción de una metrópoli galáctica
Construction Secrets of a Galactic Metropolis (versión original)


Referencias:
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23 de julio de 2014

Unas hermanas muy extrañas


Hoy toca hablar de una de esas imágenes que llenan los fondos de escritorio de muchos ordenadores, tablets y smartphones. Se trata de un cúmulo estelar situado a 8.000 años luz de la Tierra en la constelación de Carina. NGC 3293, que así se llama, fue descubierto en 1751 por el astrónomo francés Nicolas Louis de Lacaille desde la actual Sudáfrica con un pequeño telescopio. Se trata de un cúmulo brillante visible incluso a simple vista ante unas buenas condiciones de observación.

Imagen 1: Aspecto del cúmulo abierto NGC 3293. Créditos: ESO/G. Beccari.

La particularidad de estos cúmulos es que contienen estrellas nacidas al mismo tiempo, es decir, millón de años arriba, millón de años abajo, lo que hace que estas estrellas tengan la misma composición química, ofreciendo un marco inmejorable para poner a prueba las teorías de la evolución estelar.

El caso de las estrellas de este cúmulo, son extremadamente jóvenes. Para hacerse una idea, el cúmulo tiene una edad inferior a 10 millones de años. A escala cósmica, se trata de un cúmulo recién nacido.

El nacimiento del cúmulo

En los cúmulos abiertos es común la forma en la que nacen: se forman a partir de una gigantesca nube de gas molecular, por lo tanto las estrellas incorporan los elementos químicos de la nube. Una vez formadas las estrellas, permanecen unidas gravitatoriamente entre ellas, pero esta fuerza no es suficiente como para mantenerlas unidas por lo que se van separando unas de otras con el paso del tiempo, por lo que el cúmulo desaparecerá en pocos cientos de millones de años. Por contra, el otro tipo de cúmulos, los globulares, pueden permanecer unidos miles de millones de años.

Imagen 2: Mapa celeste donde se muestra la constelación de Carina. El cúmulo NGC 3293 está marcado con un círculo rojo. Créditos: ESO, IAU and Sky & Telescope.

La gran mayoría de las casi cincuenta estrellas de NGC 3293 se formaron en un mismo evento, aunque hay científicos que piensan que aún hoy se están generando procesos de formación estelar. Un dato curioso es que a pesar de haber nacido al mismo tiempo, dependiendo de la masa que posean evolucionan a distintas velocidades, así pues los astrónomos pueden analizar diferentes etapas evolutivas en un mismo cúmulo de estrellas hermanas.

Cosas de hermanas

Tenemos el ejemplo de la estrella anaranjada de la parte inferior derecha de la imagen. Esta gigante roja nació junto a sus hermanas. Debido a su descomunal tamaño, quemó su combustible nuclear rápidamente, cambió su dinámica interna y se expandió, enfriándose en superficie, volviéndose rojiza y alcanzando el tamaño que tiene actualmente. Sin embargo, las estrellas más azules están evolucionando mucho más lentamente.

Mientras que las gigantes rojas están llegado al final de su vida incluso al estar recién nacidas, las azules están todavía por alcanzar la madurez. Estamos ante un caso de hermanas que nacen a la vez pero unas envejecen más rápido que otras. Curioso, ¿no?
Esta imagen fue captada por el WFI (Wide Field Imager) instalado en el telescopio MPG/ESO de 2,2 metros, emplazado en el Observatorio La Silla de ESO en Chile.
Imagen 1: Composición creada a través de imágenes tomadas por el instrumento WFI (Wide Field Imager) del MPG/ESO 2.2m Telescope en los siguientes filtros:
Banda Óptica (filtro B: 456 nm)
Banda Infrarroja (filtro I)
Banda Óptica (filtro H-alpha: 659 nm)
Banda Óptica (filtro V: 540 nm)


Nota de prensa:

Nota de prensa (versión original):

Referencias:

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